10 cosas que no dice la Biblia pueden sorprender a muchos lectores. Aunque la Biblia es una fuente de sabiduría y guía para millones de personas, existen ciertas creencias y frases atribuidas a ella que, en realidad, no se encuentran en sus textos sagrados.
Conocer estas discrepancias es esencial para una comprensión más precisa de lo que realmente enseña la Biblia.
A continuación, exploraremos algunas de las ideas erróneas más comunes, destacando lo que la Biblia verdaderamente dice y no dice, respaldado con citas bíblicas.
Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos
Aunque esta frase es popular, la Biblia no la contiene. De hecho, enseña lo contrario: Dios ayuda a los humildes y necesitados.
En Proverbios 28:26 se menciona: «El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que camina sabiamente será librado».
También, en Salmos 46:1 se declara: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones».
Isaías 41:10 reafirma: «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia».
El dinero es la raíz de todos los males
La Biblia no dice que el dinero es malo. Lo que realmente dice es que «el amor al dinero es la raíz de todos los males» (1 Timoteo 6:10). Es el apego excesivo al dinero lo que se condena, no el dinero en sí mismo.
En Hebreos 13:5 se advierte: «Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré».
También, en Mateo 6:24, Jesús dice: «Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas».
Todos somos hijos de Dios
Aunque comúnmente se cree que todos los seres humanos son hijos de Dios, la Biblia enseña que solo aquellos que reciben a Cristo son hechos hijos de Dios.
Juan 1:12 dice: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Gálatas 3:26 refuerza esta idea: «Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús».
Además, en Romanos 8:14-17, se describe a los creyentes como hijos adoptivos de Dios, co-herederos con Cristo, por la obra del Espíritu Santo.
El cielo ganó otro ángel
La idea de que las personas se convierten en ángeles cuando mueren no se encuentra en la Biblia. Los ángeles y los humanos son seres distintos.
Hebreos 1:14 describe a los ángeles como «espíritus ministradores, enviados para servir a favor de los que serán herederos de la salvación».
En Mateo 22:30, Jesús menciona que en la resurrección los humanos serán como los ángeles, pero no se convertirán en ellos.
Además, 1 Corintios 6:3 dice: «¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?», indicando que los seres humanos y los ángeles tienen roles diferentes.
La fe sin obras es suficiente
Santiago 2:17 afirma: «Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma». La Biblia enseña que la fe genuina se demuestra a través de las acciones y obras.
Efesios 2:10 refuerza esta idea: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas».
También, en Mateo 7:21, Jesús dice: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos».
Dios no te dará más de lo que puedas soportar
Este concepto no se encuentra exactamente en la Biblia. Lo que se dice en 1 Corintios 10:13 es que Dios no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podamos soportar y que junto con la tentación, Él proveerá la salida para que podamos resistir.
En 2 Corintios 1:8-10, Pablo describe cómo él y sus compañeros fueron abrumados más allá de sus fuerzas, pero confiaron en Dios para su liberación.
También en Romanos 8:28 se dice: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados».
La caridad comienza en casa
Esta frase no está en la Biblia. La enseñanza bíblica sobre la caridad se enfoca en ayudar a todos, especialmente a los necesitados, sin limitar el acto de dar a solo el entorno familiar.
Gálatas 6:10 dice: «Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe».
En Lucas 6:35, Jesús instruye: «Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada».
También, en 1 Juan 3:17, se pregunta: «Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?».
El alma gemela
La idea de que cada persona tiene una única «alma gemela» destinada por Dios no se encuentra en la Biblia. La Escritura enfatiza más la fidelidad y el amor en el matrimonio que la búsqueda de una pareja perfecta.
Efesios 5:25-33 habla sobre cómo los esposos deben amar a sus esposas como Cristo amó a la iglesia. En 1 Corintios 7:39 se menciona que una viuda puede casarse con quien quiera, pero «en el Señor».
Además, en Proverbios 18:22 se dice: «El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová».
La prosperidad material como signo de bendición
Aunque en algunos contextos se menciona que Dios bendice a su pueblo con prosperidad, la Biblia no enseña que la prosperidad material sea siempre un signo de favor divino.
Jesús dijo en Mateo 6:19-21: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan».
También en 1 Timoteo 6:9 se advierte: «Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición».
En Lucas 12:15, Jesús dijo: «Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee».
No juzgar
No juzgar a menudo se malinterpreta como una prohibición total de evaluar el comportamiento de los demás. Sin embargo, en Mateo 7:1-5, Jesús enseña a no juzgar hipócritamente, pero también habla sobre la necesidad de juzgar con justicia.
En Juan 7:24, Jesús dice: «No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio». En Romanos 14:13, Pablo aconseja: «Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano».
Estos ejemplos demuestran que algunas frases y creencias comúnmente atribuidas a la Biblia no están realmente en sus textos.
Es crucial leer y estudiar las Escrituras para entender verdaderamente sus enseñanzas y evitar malentendidos.
Dios te bendiga!