El Señor te llama por amor o por dolor
Muchos hemos escuchado esta famosa frase que dice «Dios te llama por amor o por dolor». Es una frase que tiene mucho sentido. Hoy quiero hablarte sobre esto.
Debo decir que aunque tiene mucho sentido lo que dice la frase, no se puede afirmar que está escrita en un versículo bíblico.
Claro, no podemos negar que el sufrimiento es uno de los medios que Dios puede utilizar para atraer a un pecador al arrepentimiento.
Como siempre digo, el 95 % de las frases populares que conocemos tienen su base en la Biblia, y esta no es la excepción.
En la Biblia podemos encontrar versículos que hacen alusión a esta frase. Como por ejemplo:
Porque el Señor no desecha para siempre; Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres. Lamentaciones 3:31-33
Dios te llama con amor o con dolor versículo
En ningún versículo se registra esta frase. Pero te mostraré otros versículos en los que vemos que Dios tuvo que afligir a una persona o al mismo pueblo de Israel para que se volvieran de su mal camino:
Los israelitas buscaron a Dios en su aflicción: «Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,» Éxodo 3:7. «Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.» Éxodo 2:24
Vemos otro versículo en el que los israelitas clamaron en medio de su aflicción: «Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.» Éxodo 2:23
Ana buscó a Dios en su aflicción: Dice 1 Samuel 1:10 «ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.»
Luego nos dice el resultado de llevar toda su aflicción a Dios: «Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.» 1 Samuel 1:19-20
Dios le contestó a Rebeca en su aflicción: «Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos.» Génesis 30:22.
Así puedo citarte varios personajes en la Biblia a los que Dios le socorrió en su momento de angustia. Hay otros que se acercaron a Dios por amor y otros por dolor.
Con frecuencia, el amor que más necesitamos es el que menos queremos. Este amor es tan difícil, insistente e incómodo que a menudo ni siquiera lo reconocemos como amor.
La Biblia dice: «Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.». (Hebreos 12:5-6)
El amor del Señor por nosotros a veces se siente como lo contrario del amor, pero sólo porque no podemos ver todo lo que Él ve. Detrás del perdón de tu sufrimiento está el verdadero amor por Aquel que envió a su Hijo (Juan 3:16).
El mundo no llama «amor» al sufrimiento. El mundo no tiene categoría para el poder de Dios, la justicia de Dios, la ayuda de Dios, la paz de Dios, que hace todo lo necesario para atraernos a Él. Pero su amor por nosotros rompe las categorías mezquinas del mundo y supera con creces sus débiles expectativas.
Dios llama con lazos de amor, pero también con lazos de dolor
Vemos este amor inesperado y conmovedor en Amós. Dios tomó todas las medidas razonables para despertar a su pueblo del pecado y liberarlo de la rebelión contra él, pero se negó a dejarlo.
Les retuvo la comida y les hizo pasar hambre «Os hice estar a diente limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.» (Amós 4:6). La escasez de comida fue otra medida que Dios toma para atraer a su pueblo.
Dejó de llover y les dio sed «También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó. Y venían dos o tres ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo, no os volvisteis a mí, dice Jehová.» (Amós 4:7-8). Dios estaba dispuesto a llevarlos hasta la sed extrema si era el precio de su sed de justicia.
Asoló los campos y echó a perder la cosecha «Os herí con viento solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová.» (Amós 4:9). Dios permitió que esto pasara también para que su pueblo se convirtiera de su mal camino.
El Señor permitió que sus seres queridos fueran tocados por enfermedades «Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.» (Amós 4:10-11). Dios estaba incluso dispuesto a verlos morir si era el precio de la vida real.
¿Por qué el Señor permite esto?
Porque Dios ve que la única forma de atraernos hacia El es mediante el dolor. Esto no significa que con todos pasa lo mismo, pero con algunos si.
Dios les ofreció comida, pero no se volvieron a Dios. Le ofreció agua, pero tampoco se volvieron de su mal camino. Sus campos fueron destruidos, pero no quisieron.
El propósito de Dios no es la destrucción, sino la reconciliación. Su motivo no es la venganza, sino la misericordia.
Ejerce su poder y su justicia no para castigar sino para atraernos a él. En medio de todo el sufrimiento, grita a su pueblo: «Vuelve a mí».
Este amor puede verse en todos los libros proféticos. Dios está dispuesto a retenerlo todo para que su pueblo vuelva a él.
El sufrimiento que se repite una y otra vez no pretende llevarnos a la desesperación, sino al consuelo, la esperanza y la curación.
Nos da el sufrimiento para que podamos mirar atrás y recibir la gracia «Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.» (Isaías 55:7).
El dolor puede parecer la ira ardiente de Dios en el momento, pero en realidad es una manifestación de la compasión apasionada de Dios por nosotros.
Joel dice: «Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.» (Joel 2:13).
«Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará.» (Isaías 19:22).
Oseas dijo: Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.» (Oseas 6:1).
En nuestra aflicción o dolor podemos volvernos a Dios «Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.»
En conclusión, es un hecho que Dios usa varias circunstancias para atraernos a El; una de ellas es el dolor o la aflicción.
Dios te bendiga mucho!!!