A los suyos vino y los suyos no le recibieron explicación
A lo suyo vino y los suyos no le recibieron. En Juan 1:11-13, está escrito:» A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.»
El versículo 11 ha sido durante mucho tiempo motivo de confusión y es considerado por muchos maestros de la Biblia como «uno de los versículos más tristes de la Biblia».
Cuando leemos ese versículo 11 surgen la siguiente interrogante ¿De quién estaba hablando el apóstol Juan?
Los estudiosos de la Biblia están divididos en cuanto a quién se estaba refiriendo el Señor. Algunas traducciones se refieren a su propia familia.
Otras traducciones dicen «Vino a su propia casa, pero su propia familia no lo recibió». Hay teorías que dicen que Jesús se estaba refiriendo a su propia familia, pero no hay evidencias bíblicas de que los padres rechazaran a Jesús después de que comenzara su ministerio a la edad de 30 años. La madre de Jesús estuvo presente en su crucifixión, lo que puede indicar lo contrario.
Otros argumentan que Jesús se estaba refiriendo al pueblo de Israel. Estos enseñan que el Reino de Dios no existía en la época de la Iglesia. Dicen que el reino dejó de existir porque Israel rechazó a Cristo y su oferta del reino.
Sin embargo, todos los evangelios y los Hechos de los Apóstoles muestran que muchos israelitas aceptaron a Cristo. (Mateo 19:2; Lucas 11:29; Hechos 2:41-42; 4:4; 5:27; 6:1, 7).
¿Qué significa a los suyos vino y los suyos no le recibieron?
A lo suyo vino y los suyos no le recibieron explicación. Soy de los que piensa que este versículo se estaba refiriendo a todos aquellos judíos que le rechazaron cuando Jesús inició su ministerio.
Desde el principio sabemos que los israelitas les fallaba la fe en algunos líderes que Dios había levantado. Este fue el caso de Moisés (Éxodo 16), lo mismo pasó con Samuel (1 Samuel 8:4-22), entre otros.
Entonces vemos el caso de Jesús, que haciendo todas las señales, los prodigios y lo contundente de su ministerio, no creyeron en El.
Aunque las profecías sobre Cristo debían cumplirse tal como lo dijo Isaías en su capítulo 53, pero me asombra en gran manera la incredulidad de los israelitas.
En especial aquellos líderes que conocían las Escrituras. El pasaje donde Cristo leyó en el templo «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;» Lucas 4:18
Es asombroso como el mismo Señor les dice que esta parte de las Sagradas Escrituras se cumpliría en El y no creyeron en esto.
Es por esto que interpreto a Juan 1:11-13 como el rechazo de más del 70 % del pueblo de Israel contra Jesucristo. Pero me llena de emoción el saber que a los que creemos en El, nos llama «Hijos de Dios».
Cuando Dios dispone una bendición para una o varias personas, y ellas no están en la disposición de recibirlas, entonces Dios busca otras personas que si estén interesadas en recibirlas.
Fue el caso que puso Cristo sobre las bodas «Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos» Lucas 14:21
Con nosotros pasa lo mismo. A los que le pertenecía la promesa y a los que recibirían la bendición no quisieron, pero los que estábamos dispuestos a recibirla, el Señor nos la entregó.
Muchos hoy rechazan el llamado y la bendición de Dios, pero tu que estas leyendo este artículo Dios ha prometido miles de bendiciones para tu vida.
El mismo Cristo dijo «Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.» Mateo 19:29
Dios te bendiga!!!
Fuente bíblica: Reina Valera 1960
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