El amor no busca lo suyo significado
¿Qué significa el amor no busca lo suyo según la Biblia? La Biblia enseña que uno de los rasgos más llamativos que revelan el poder y la naturaleza del amor es que «no busca lo suyo», en otras versiones dice «no pide lo suyo».
El amor no busca lo suyo versículo «No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;» 1 Corintios 13: 5
En resumen, las personas que encarnan el verdadero amor bíblico no insisten en su propio camino ni en sus propios derechos. Por el contrario, los que aman de verdad no piensan en sí mismos ni persiguen sus propios intereses.
Son desinteresados. En una cultura abrumada por el sentido del derecho y el egocentrismo, esta es una lección importante que hay que aprender.
Esto es especialmente cierto cuando se trata de una de las cosas más egoístas de nuestro tiempo: el matrimonio.
La mayoría de los cristianos conocen el llamado «capítulo del amor» de 1 Corintios 13.
1 Corintios 13:4-7 «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.». Y así es.
En el mismo capítulo, el apóstol Pablo compara la fe, la esperanza y el amor, diciendo que «El amor nunca deja de ser» (13:8) y que «el mayor de ellos es el amor.» (13:13).
¿Qué significa el amor no busca lo suyo para nosotros?
¿Qué significa no busca lo suyo según la Biblia? A todos nos gustaría que los demás pensaran en nosotros. Cuando Pablo dice que el amor no busca lo suyo, es un claro ejemplo de lo que hizo el Señor cuando estuvo en la tierra.
Jesús no vino para ser servido, sino para servir (Mateo 20:28). Cuando tenemos el amor de Dios este amor que sentía Jesús por los demás también comenzamos a sentirlos nosotros.
Una iglesia que no tiene ese amor por los demás y que es egoísta, no refleja el amor de Dios.
¿Cómo se ve cuando la Iglesia vive de esta manera? ¿De qué manera práctica se manifiesta este amor en nuestra vida cristiana cotidiana?
Jesús ordenó a sus discípulos (y nosotros somos sus discípulos) que se amaran unos a otros y siguieran su ejemplo (Juan 13:34; 15:12, 17).
Les dijo que si los demás veían que se amaban unos a otros, se reconocerían como sus seguidores (Juan 13:35). Para Jesús era muy importante que los cristianos se amaran los unos a los otros, y si era importante para Él, debería serlo para nosotros.
El Nuevo Testamento y el amor desinteresado
«Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.» (Romanos 12:10).
Cuando nos amamos públicamente y en privado, valoramos al otro más que a nosotros mismos. Nos centramos en estas cosas en la vida de los demás, en lugar de en nuestros propios logros y buenas cualidades.
«Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.» (Romanos 12:16).
Cuando el egoísmo esta presente, esto significa que no nos creemos mejores que los demás. Si actuamos como si fuéramos mejores que los demás.
Cuando tenemos egoísmo dentro damos lugar a discusiones y debates innecesarios entre nosotros. Ninguna de estas actitudes representa el amor desinteresado de Dios en nuestras vidas.
«Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.» (Romanos 14: 1, 13).
El verdadero amor no busca lo suyo propio
Los que no buscan la autogratificación, sino que practican el amor, se esforzarán para que sus opiniones nunca sean cuestionadas por los demás.
Tenemos que expresarnos siempre de forma cariñosa y no conflictiva. A los cristianos se les ordena servir a los demás (Gálatas 5:13; 1 Pedro 4:10). Es difícil mantener el orgullo cuando nuestra motivación es servir a los demás.
La Biblia nos llama a servirnos unos a otros, a llevar las cargas de los demás, a velar por los intereses de los demás, etc. (Gálatas 5:15, 6:2; Fil 2:4).
A la luz de estos conceptos, 1 Corintios 13:5 nos dice que no busquemos principalmente nuestra propia felicidad.
Más bien, debemos buscar el bienestar de los demás, incluso cuando sea necesario el sacrificio personal o la abnegación, y debe ser más importante que nuestro propio bienestar.
En lugar de perseguir nuestros propios intereses, conveniencia, comodidad, honor, placer y ganancia, debemos sacrificar todo esto en beneficio de los demás.
Esto no significa la destrucción total de nuestra autoestima. Tampoco significa un desprecio total por nuestra propia salud y bienestar.
Nuestra capacidad de amar a los demás se basa en nuestro instinto divino de amarnos a nosotros mismos. Lo vemos en la Regla de Oro, el Gran Mandamiento y el Nuevo Testamento.
El amor no busca lo suyo propio en el matrimonio
Las palabras «el amor no busca lo suyo» están escritas en sentido comparativo, lo que significa que la felicidad, el bienestar y el interés propio no son primordiales para los implicados en el amor.
Los sociólogos y psicólogos sociales han observado que en el último medio siglo se ha producido un cambio cultural en las expectativas del matrimonio.
En el pasado, el matrimonio se consideraba principalmente una institución social que daba a la familia una sensación de plenitud, estabilidad, seguridad y satisfacción.
Hoy en día, está muy de moda la idea de que el matrimonio sólo existe para proporcionar compañía para el bienestar y las necesidades emocionales del individuo.
En el pasado, el matrimonio tenía como objetivo el desarrollo de la familia, la comunidad y la sociedad. Ahora parece que la atención se centra en lo que el individuo puede ganar con la relación, ya sea emocional, económica o de otro tipo.
Y cuando se considera que el matrimonio no cumple estas funciones satisfactoriamente, la gente suele abandonarlo y optar por otras relaciones.
Para encontrar la verdadera alegría y satisfacción en el matrimonio y en la vida, primero debemos aprender que el amor no es egoísta.
Debemos aceptar que la frustración personal es a veces necesaria. Un compromiso de amor implica un compromiso de sacrificio.
Anteponer la relación con tu pareja a tu propia felicidad acabará beneficiándote a ti y a tu pareja. El amor desinteresado cuida y anima a los demás.
Como creyentes, estamos llamados a «orad unos por otros» (Santiago 5:16), a restaurar y consolar a nuestros hermanos caídos.
Debemos empatizar al máximo con los demás y convivir en paz. Entonces «el Dios de paz y de amor estará con vosotros (2 Corintios 13:11).
El amor desinteresado con mis hermanos en la fe
La comunidad cristiana suele ser muy dura consigo misma. Cuando un hermano o hermana en Cristo cae en la tentación y peca.
Se nos ordena: «Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.» (Gálatas 6:1-2; Efesios 4:2).
No debemos excluir a los caídos ni juzgarlos injustamente. Pablo nos dice «Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.» (Efesios 4:32; Colosenses 3:13; Santiago 4:11; 5:9). (Efesios 4:32, Colosenses 3:13; Santiago 4:11; 5:9). En un mundo de amor desinteresado, no hay lugar para el «te lo dije».
El amor desinteresado significa orar unos por otros.
«La oración eficaz del justo puede mucho» (Santiago 5:16).
Este versículo es importante para que sepamos que hay poder en nuestras oraciones. No tenemos amor desinteresado si no mostramos interés en apoyar las oraciones de nuestros hermanos y hermanas. Orar por los demás es un deber de amor.
Resumen
Al repasar estas cualidades del amor desinteresado y considerar cómo podemos ponerlas en práctica en nuestra vida, nos damos cuenta de lo importante que es apoyar a los demás.
La verdad es que sin el Espíritu Santo en nosotros, es imposible vivir como deberíamos. Sólo en Cristo podemos dar el fruto del amor de Dios (Juan 15:4-16).
Como creyentes, la fuente de nuestra fuerza proviene directamente de nuestra unión con Jesús (Colosenses 1:29). No es nuestro poder el que nos permite realizar su amor en nuestra vida, sino su poder.
Cuanto más nos acerquemos a él, más mostrará nuestra vida su amor salvador por nosotros. Pablo dijo «Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.» (Romanos 5:7-8).
Los que seguimos a Cristo debemos mostrar este amor abnegado a los demás, tal y como Cristo nos mostró cuando dio su vida en la cruz por nuestros pecados.
Espero haberte bendecido con este artículo.
Si necesitas que oremos por ti, puedes dejarme en los comentarios tu petición y con gusto oraremos por ti.
Dios te bendiga!!!
Fuente: Reina Valera 1960