¿Qué Dice la Biblia Sobre un Matrimonio Infeliz?

¿Qué Dice la Biblia Sobre un Matrimonio Infeliz?

¿Qué dice la Biblia del matrimonio infeliz?

Muchas personas me han consultado sobre el tema ¿Qué dice la Biblia del matrimonio sin amor o infeliz? En este artículo te presentaré mi punto de vista a la luz de la Palabra de Dios.

La intención de Dios con Adán y Eva era que fueran una sola carne, que se multiplicaran, pero sobre todo que fueran muy felices.

En el momento que una pareja deja de ser feliz, las cosas se complican. Comienzan las crisis dentro del matrimonio, las discusiones, la falta de confianza, entre otros problemas.

Cuando una pareja es feliz, esa felicidad se refleja en sus finanzas, en la casa, en los hijos y todo lo que rodea esa pareja se llena de alegría y gozo.

A veces las parejas pierden el enfoque de ese compromiso hicieron cuando estaban en el altar jurándose amor sin importar las situaciones.

¿Qué dice la Biblia cuando se acaba el amor en el matrimonio?

¿Qué dice la Biblia sobre el matrimonio? Cuando una pareja se une en matrimonio, la Biblia dice que es el mismo Dios que los une. Mateo 19:6 «Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.»

Es decir, que la pareja que tienes actualmente, fue el mismo Dios que te la dio. Ahora hay que seguir cultivando ese amor diariamente.

El apóstol Pablo dice lo siguiente:

1 Corintios 13:4-13
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

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El que se casa debe estar dispuesto a manifestar esas acciones para cultivar un amor fuerte y bendecido.

Generalmente no es que se acaba el amor, es que dejamos de practicar esa acciones y por ende se apaga el amor en la pareja.

Recomendaciones para restaurar un matrimonio infeliz

Existe varias razones por las que una mujer puede sentirse infeliz. Es posible que el esposo ha dejado de manifestarle afecto, quizás estén discutiendo con mucha regularidad, o es posible que estén presentando problemas económicos.

Es probable que la esposa ya no sienta ese amor que anteriormente sentía cuando estaban en el altar.

Existen miles de opciones para resolver los problemas que se pueden manifestar en el matrimonio, dentro de ellas están la consejería matrimonial o retiros.

Ambas opciones son geniales, pero existe una fuente que no se agota nunca y que siempre estará disponible para ti: Dios

Dios quiere que tu matrimonio sea feliz, también que seas prosperado. Dios puede ayudarte a cambiar la manera en que te sientes en tu matrimonio.

¿Cuáles son las bases para el divorcio?

Para ser franco, las Sagradas Escrituras no apoyan un divorcio porque una de las partes no esté contento. Al momento de que una pareja se separa con el pretexto de «diferencias irreconciliables», como problemas económicos, problemas de comunicación, actitudes egoístas, no es un una excusa delante de Dios.

El único motivo de divorcio entre una pareja es lo que dice Marcos 10: 11-12 «y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; 12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

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Lo que dice en Marcos es que, por un acto de adulterio se pueden pueden divorciar, no dice que por «diferencias irreconciliables», ni por problemas económicos, ni problemas económicos.

Por lo que podemos observar, las personas no tienen derecho a disolver un matrimonio por infelicidad. El Señor quiso que el matrimonio fuera para siempre.

Dios quiere ayudarte a resolver los problemas

Aunque el divorcio no es compatible, esto no quiere decir que Dios quiera obligarnos a permanecer para siempre en un matrimonio infeliz. Él no nos pide que simplemente apretemos los dientes y suframos por eso.

Cuando Dios aborda los problemas matrimoniales, lo hace desde la perspectiva de cómo solucionarlos para que puedan ser mejores en el futuro.

Por ejemplo, Pablo dice lo siguiente: «No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.» (1 Corintios 7: 5). Afirma que la pareja debe participar activamente en la relación íntima para que Satanás no pueda tentarlos.

1 Pedro 3:7
7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

Pedro anima a los esposos a tratar a sus esposas con comprensión para que sus oraciones no se vean obstaculizadas.

De estos pasajes podemos ver que el matrimonio es un campo de batalla espiritual. Se necesita trabajo para luchar por la relación, no para luchar en la relación.

El Señor quiere darte la felicidad

El matrimonio prospera cuando ya no lo ves como un intento de conseguir lo que quieres, sino como una oportunidad para dar lo que quieres. Si quieres ser amado, el matrimonio es un buen lugar para estar.

Si quieres amar a alguien, el matrimonio es el mejor lugar para estar. Los individuos no tienen control sobre nada excepto sobre ellos mismos.

No podemos obligar a nuestros cónyuges a que nos traten como queremos, pero podemos tratar a nuestros cónyuges como ellos quieran.

Toda la infelicidad, incluido un matrimonio miserable, tiene sus raíces en deseos y expectativas no satisfechas.

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Estamos deprimidos y entristecidos cuando imaginamos que lo que recibiríamos y lo que realmente obtenemos es diferente.

Para encontrar verdaderamente la felicidad en el matrimonio, debemos estar tan contentos, llenos y enamorados de Jesucristo que todos nuestros deseos más profundos se cumplan en Él.

Jesús debe ser el centro de su hogar, porque solo Él es la persona perfecta que nuestros corazones realmente necesitan.

La única forma en que evitaremos un matrimonio infeliz es no ver el matrimonio como una forma de ser servido, sino como una forma de servir.

Brinda por gracia lo que has recibido

Incluso si un matrimonio infeliz es el resultado de que un creyente esté casado con un incrédulo, siempre existe la posibilidad de que el cónyuge creyente pueda llevar al cónyuge incrédulo al Señor.

“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,” ( 1 Pedro 3: 1).

La Biblia se dirige específicamente a los que están casados ​​con incrédulos

1 Corintios 7: 12-14:
12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.
13 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.
14 Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.

Es posible que su esposo esté en un punto en el que esté luchando con su fe, pero esa es una oportunidad para ayudarlos a crecer y descubrir a Jesús de la manera que lo ha hecho usted.

Cuando sienta que está atrapado en un matrimonio infeliz, acuda a Dios en oración y lea las Escrituras. Él te ayudará a cambiar tu forma de pensar para que veas tu matrimonio como una unión importante que puede usarse para glorificar al Señor.

No tenga miedo de abrirse y hablar con su cónyuge sobre cómo se siente, y elaborar un plan de acción para salir de su rutina.

Con la ayuda de Dios, podrá cambiar cómo se siente y crecer a partir de esta experiencia. ¡Tu matrimonio no solo puede sobrevivir, sino también prosperar!

Dios te bendiga!!!

Fuente: Reina Valera 1960

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