¿Qué Significa Dejar el Primer Amor en la Biblia?

Qué Significa Dejar el Primer Amor en la Biblia

¿Qué significa tengo contra ti que has dejado tu primer amor?

A través del apóstol Juan, Jesús escribió una carta a un ángel para la iglesia de Éfeso. Le dijo. «Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; Has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.» Apocalipsis 2:2-4

¿Qué es el primer amor según la Biblia?

La Biblia dice «Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo;» Marcos 4:16

Somos como la parábola del sembrador de Marcos capítulo 4. Al principio recibimos el evangelio con mucho gozo y alegría, pero con el pasar del tiempo vamos olvidando y dejando las cosas que hacíamos al principio de recibir ese primer amor.

¿Qué significa el primer amor en la Biblia? El primer amor significa, que eso que antes era prioritario para nosotros hoy pasa a segundo plano. Cuando comenzamos el evangelio la damos prioridad a la oración, la lectura de la Palabra, congregarnos, entre otras muchas cosas que nos hacían creyentes fuertes.

Nuestra prioridad era » Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.» Colosenses 3:2. Antes teníamos bastante claro el texto bíblico que dice «puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.» Hebreos 12:2

Cuando le damos más prioridad a las cosas terrenales, cuando colocamos a Dios en segundo plano o lo ponemos por debajo de otras tareas o situaciones.

¿Cómo se pierde el primer amor de Dios?

Perder el primer amor de Dios puede ocurrir por varias razones. Una de las principales es la rutina y la falta de pasión en la vida espiritual.

Cuando las prácticas devocionales como la oración y el estudio bíblico se vuelven rutinarias, la conexión emocional y espiritual con Dios puede disminuir.

En Apocalipsis 2:4, Jesús reprocha a la iglesia de Éfeso: «Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor«.

Otra causa puede ser la distracción con las preocupaciones del mundo, como se menciona en Mateo 13:22: «El afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa».

La desobediencia y el pecado no confesado también pueden enfriar la relación con Dios, como se indica en 1 Juan 1:9.

Fuentes externas, como el libro «The Celebration of Discipline» de Richard Foster, subrayan la importancia de prácticas espirituales intencionales para mantener viva la devoción y el amor hacia Dios.

La negligencia en estas prácticas puede llevar a una pérdida gradual del primer amor.

El peligro de dejar el primer amor

Todos los cristianos deberían conocer los peligros de abandonar su primer amor. En el pasado, la iglesia de Éfeso estaba ocupada haciendo muchas cosas para Dios, y sin embargo Jesús dijo «Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.» (Apocalipsis 2:4).

Les dijo: «Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.» (Apocalipsis 2:5).

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En breve te muestro 12 puntos con las señales que presentamos cuando nos estamos alejando del primer amor. En todas ellas veremos las consecuencias y el peligro de abandonar ese primer amor.

¿Qué es dejar el primer amor según la Biblia?

Dejar el primer amor según la Biblia se refiere a abandonar el fervor y la devoción inicial hacia Dios y Jesucristo.

Este concepto se menciona en Apocalipsis 2:4, donde Jesús, a través de una carta a la iglesia en Éfeso, dice: «Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor«.

Inicialmente, los efesios eran conocidos por su amor y pasión por Cristo, pero con el tiempo, su dedicación se enfrió.

Dejar el primer amor implica una pérdida de la intensidad espiritual y la devoción personal que uno tenía al comienzo de su relación con Dios.

Se les exhorta a recordar de dónde han caído, arrepentirse y volver a las primeras obras. Esta advertencia resalta la importancia de mantener una relación constante y ferviente con Dios, evitando que la rutina y la complacencia debiliten nuestra fe y compromiso.

¿Qué significa tengo contra ti, que has dejado tu primer amor?

La frase «Tengo contra ti, que has dejado tu primer amor» se encuentra en Apocalipsis 2:4, en el mensaje a la iglesia de Éfeso.

Jesús, a través del apóstol Juan, reconoce las obras, el esfuerzo y la perseverancia de la iglesia, pero les reprocha que han abandonado su primer amor.

Este primer amor se refiere a la pasión y devoción inicial que los creyentes tenían hacia Cristo y su fe, la cual se ha enfriado con el tiempo.

La reprimenda de Jesús es un llamado a recordar su amor inicial, arrepentirse y volver a las prácticas devocionales y fervorosas que realizaban al principio (Apocalipsis 2:5).

Según estudios teológicos, como los de Leon Morris en su libro «The Book of Revelation» (Eerdmans, 1987), este pasaje destaca la importancia de una relación auténtica y apasionada con Dios, más allá de las meras actividades religiosas.

Morris subraya que la pérdida del primer amor puede llevar a una práctica de fe superficial, donde las obras ya no están impulsadas por una profunda relación con Cristo.

Además, investigaciones en psicología religiosa, como las de Robert Emmons en «The Psychology of Ultimate Concerns» (Guilford Press, 1999), sugieren que el fervor religioso inicial es crucial para el bienestar espiritual a largo plazo.

12 Señales de que has dejado el primer amor

¿Qué es perder el primer amor según la Biblia? Hay varias cosas que pueden ser signos de alejamiento del primer amor.

1. Amar a los demás más que amar al Señor.

El amor a Dios debe ser lo primero en tu corazón por encima de cualquier otra relación. Jesús señaló el mandamiento más importante: «Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.» (Marcos 12:30)

2. Tu alma no quiere la rica comunión de la Palabra de Dios y la oración.

Jesús nos recomienda que debemos amar a Dios por encima de todo (Marcos 12:30). Ten cuidado cuando tu mente, voluntad y emociones se desvíen de tu devoción a Dios.

Tu relación con Dios se profundiza a través del contacto con su Palabra y de la oración. Cuando abandonas esta comunión, tu comprensión de tu verdadero estado ante Dios se embota.

3. Tus pensamientos vacíos no le honran.

El tipo de pensamiento que tenemos en el tiempo libre puede dar una buena indicación de las prioridades del corazón de una persona.

El apóstol Pablo nos dice: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.» (Filipenses 4:8).

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4. Pretender ser una «persona justa» y encontrar excusas para hacer cosas que no agradan al Señor.

Dios quiere que le ofrezcas tu vida como «sacrificio vivo» (Romanos 12:1-2), que entiendas su voluntad en todo y que camines según ella. Como Buen Pastor, nos «guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.» (Salmos 23:3).

No hay excusa para desobedecer al Señor. (1 Corintios 10:13.) La verdad es que » cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no erréis.» (Santiago 1:14-16).

Tu obediencia a Dios muestra tu amor por Él. Jesús dijo: «Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.» (Juan 15:10).

5. No puedes dar libremente a las obras de Dios o a las necesidades de los demás.

La generosidad forma parte del carácter santo de Dios. La Biblia dice «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.» Por eso Juan dice «Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿Cómo mora el amor de Dios en él?» (1 Juan 3:17).

6. Ya no tratamos a los demás con amor.

«Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.» (Juan 13:34). Esto no es una sugerencia, sino un mandato que puede cumplirse por la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.

¿Eres consciente de que te apresuras a juzgar y condenar a los demás? Piensa en el amor de Dios y en su mandato de amar a los demás con ese amor.

«En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.» (1 Juan 4:10-11).

7. Ves los mandamientos de Cristo no como una expresión de su amor, sino como una limitación de tu felicidad.

Los mandamientos de Dios, son como las palabras de un Padre sabio y atento. Esas palabras te llevan al bien y te alejan del mal. «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.» (Juan 14:21). La obediencia a ese mandamiento trae la verdadera libertad y la alegría. (Juan 8:31-32, 36).

8. Buscas la confirmación del mundo, no la aprobación del Señor.

Jesús se enfrentó a la incomprensión y al rechazo por su obediencia a Dios, y tú te enfrentarás a una situación similar.» Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.» (Juan 15:19).

«No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.» (1 Juan 2:15-17).

9. No das a conocer a Cristo ni su palabra por miedo a ser rechazado.

Si tu lealtad a Dios depende de las reacciones de los que te rodean, estás sirviendo a la gente y no a Dios. (Gálatas 1:10)

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La obediencia de Jesús a Dios ofendió a mucha gente, incluidos los líderes religiosos de su comunidad. Recuerda que «El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.» (Juan 15:20).

10. No quieres abandonar esas acciones que sabes que pueden afectar a un hermano débil en la fe.

«Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.» (Romanos 14:12-15)

11. Volverse complaciente con las circunstancias pecaminosas que están en tu entorno.

Jesús advirtió «Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.» (Mateo 24:12). Al ver el mal que te rodea, estarás más decidido a seguir a Dios. Cuando pierdes el primer amor vas en la misma dirección de aquellos que pecan y se entregan a la maldad.

12. Te reúsas a perdonar a quien te ofendió.

«Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» (1 Juan 4:20).

Odiar a los demás demuestra que hemos perdido de vista el gran perdón de Dios por nuestros pecados y nuestra necesidad de su gracia. (Mateo 18:21-35).

La ira es el fruto natural del descontento. Como creyentes, debemos «Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;» (Hebreos 12:14-15).

«Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.» (Marcos 11: 26).

¿Qué pasa cuando dejamos el primer amor?

Cuando dejamos el primer amor en el contexto de la fe cristiana, varias consecuencias pueden manifestarse en nuestra vida espiritual y cotidiana:

Rutinización de la Fe: Las prácticas religiosas pueden volverse mecánicas y rutinarias. En lugar de ser actos de devoción genuina, las oraciones, el estudio bíblico y la asistencia a los servicios religiosos pueden convertirse en meras obligaciones.

Pérdida de la Pasión: El entusiasmo y la pasión iniciales por Cristo y el Evangelio pueden disminuir. Esto puede llevar a una falta de fervor en el testimonio y en la evangelización, afectando la capacidad de compartir la fe con otros de manera efectiva.

Desconexión Espiritual: Una desconexión emocional y espiritual puede desarrollarse, resultando en una relación superficial con Dios. Esto puede hacer que las personas se sientan espiritualmente vacías o insatisfechas.

Aumento de la Vulnerabilidad: La pérdida del primer amor puede hacer que los creyentes sean más vulnerables a las tentaciones y desviaciones doctrinales, ya que la falta de una conexión profunda con Dios puede llevar a buscar satisfacción en otros lugares.

Impacto en la Comunidad: La vida comunitaria también puede verse afectada. La disminución del amor y la pasión puede afectar la unidad y la vitalidad de la comunidad de fe, ya que la falta de compromiso individual se refleja en la vida corporativa.

Llamado al Arrepentimiento: Jesús, en Apocalipsis 2:5, llama a la iglesia de Éfeso a recordar de dónde han caído, arrepentirse y volver a las obras que hacían al principio. Este llamado al arrepentimiento es una invitación a renovar y restaurar la relación con Dios, volviendo a las prácticas y devoción iniciales.

Según estudios como «The Love Dare» de Stephen y Alex Kendrick, mantener el primer amor en cualquier relación, incluida la espiritual, requiere esfuerzo intencional y renovación constante.

Estos principios se aplican a la relación con Dios, subrayando la necesidad de una devoción continua y un compromiso renovado para sostener una fe viva y significativa.

Dios te bendiga!!!

Fuente: Reina Valera 1960

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